Justo horas antes de la inauguración de Donald Trump, un alto funcionario de la Unión Europea emitió una advertencia contundente: Europa no puede cumplir con los ambiciosos objetivos de gasto en defensa que Trump ha promovido si él inicia una guerra comercial con el bloque.
Stéphane Séjourné, el jefe de industria de la Comisión Europea, coincidió en que es necesario aumentar los presupuestos de defensa, pero advirtió que cualquier movimiento de Trump para imponer aranceles a los bienes europeos paralizaría los presupuestos nacionales y haría imposible el aumento del gasto militar.
“No podemos hacer esto con una guerra comercial en nuestra puerta, y los presupuestos nacionales en todas partes no son capaces de aumentar los presupuestos de defensa a más del 3 por ciento,” dijo Séjourné a France Inter.
Demandas de defensa de Trump: ¿De 2% a 5%?
A lo largo de su carrera política, Trump ha criticado repetidamente a los aliados europeos de la OTAN por no contribuir con su parte justa al gasto en defensa. La OTAN actualmente exige que los estados miembros asignen al menos el 2% de su PIB a la defensa, un objetivo que muchos países europeos han tenido dificultades para cumplir.
Sin embargo, Trump ha mencionado un nuevo número, mucho más agresivo: el 5% del PIB. Mientras que el Secretario General de la OTAN Mark Rutte insinuó un aumento por encima del 3% durante una próxima cumbre en La Haya, las demandas de Trump son vistas como poco realistas por grandes actores de la OTAN como Alemania e Italia.
Países como Polonia y Lituania, que ya superan el umbral del 2%, han expresado su apoyo a objetivos más altos, pero la idea enfrenta una fuerte oposición de Europa Occidental, especialmente ante las posibles tensiones comerciales entre EE.UU. y la UE.
La agenda proteccionista de Trump se cierne sobre nosotros
La retórica proteccionista de Trump ha exacerbado las preocupaciones europeas. El presidente electo ha propuesto aranceles universales sobre las importaciones y ha criticado abiertamente a la UE por sus políticas comerciales, enfocándose particularmente en el dominio de Alemania en la industria automotriz.
“Está obsesionado con el número de coches alemanes en las calles de Manhattan”, dijo un conocedor de las opiniones de Trump.
Trump también ha expresado su frustración por la renuencia de Europa a comprar productos agrícolas estadounidenses, amenazando con retaliar con aranceles sobre bienes europeos.
Séjourné subrayó el impacto de tales medidas, diciendo: “Una guerra comercial no solo tensaría las economías de la UE, sino que también haría políticamente y financieramente imposible cumplir con los objetivos de gasto en defensa de Trump.”
La respuesta de Europa: Equilibrando prioridades
El debate sobre el gasto de la OTAN ya es complicado en Europa, donde los presupuestos de defensa compiten con los programas sociales y las iniciativas climáticas. Países como Alemania, criticados durante mucho tiempo por Trump por no financiar adecuadamente la defensa, han resistido las llamadas a aumentar drásticamente el gasto militar, argumentando que la estabilidad económica y las asociaciones comerciales son igualmente vitales para la seguridad.
Aún cuando los aliados de la OTAN se preparan para discutir objetivos de gasto revisados, el espectro inminente de una guerra comercial con los EE. UU. podría eclipsar las conversaciones.
Una batalla cuesta arriba por la unidad
La tensión entre las demandas de Trump y las realidades de Europa refleja un desafío más amplio en las relaciones transatlánticas. A medida que la nueva administración de EE. UU. se prepara para asumir el cargo, los líderes de la UE se están preparando para una política comercial combativa que podría socavar la misma alianza que Trump afirma querer fortalecer.
Con la cumbre de la OTAN a solo unos meses de distancia, la pregunta sigue siendo: ¿Puede Europa navegar la postura agresiva de Trump sin fracturarse bajo el peso de la presión económica y política?