Juntar estas dos competiciones completamente distintas en el mismo título parece bastante extraño, pero en el fondo estas carreras incluso podrían tener algunos puntos en común.
Comenzando por el principio, normalmente los fanáticos de las carreras de motos (y vamos a hablar de los portugueses porque en toda Europa hay varias excepciones), se dividen entre aquellos que prefieren la velocidad (MotoGP y Superbike) y aquellos que prefieren el off-road (Motocross, Enduro y Todo Terreno). Esta es una división muy básica, incluso porque muchos de nosotros (incluyéndome) nos gusta todo, pero que podría servir para este caso, siendo el MotoGP, entre todas estas modalidades, claramente la más apreciada. Y tiene más fanáticos por varias razones, pero probablemente porque es la más mediática, porque durante muchos años tuvo a un señor muy carismático llamado Valentino Rossi y porque en los últimos años ha sido embellecida con la presencia de nuestro campeón Miguel Oliveira.
Durante más de la mitad del año, los motociclistas nacionales – y muchos otros fanáticos que no andan en moto – siguen estos campeonatos a través de Internet, redes sociales, televisión y revistas (cada vez menos por este medio), pero los fanáticos más fervorosos de los deportes de motor, en dos y cuatro ruedas, siempre tienen dos momentos muy especiales reservados en el calendario: el comienzo del año para seguir todo lo que sucede en el Dakar, y el final de la primavera cuando se celebran las carreras del TT de la Isla de Man, o mejor dicho, el Isle of Man Tourist Trophy, en esa pequeña isla ubicada entre Gran Bretaña e Irlanda.
Personalmente, soy un afortunado, en el sentido de que he vivido de cerca las dos experiencias, tanto como aficionado/espectador como en el trabajo, y en ambos casos han sido los viajes más impactantes de mi vida: tanto por la adrenalina de las carreras en la Isla de Man como por la aventura y los paisajes que viví en una expedición en Argentina y Chile siguiendo el Dakar. En ambas ocasiones me sumergí tanto en esos lugares que regresé con el mismo sentimiento: ¡quería competir en esas competiciones! Afortunadamente, ese sentimiento desapareció, y digo afortunadamente porque, a pesar de haber competido en carreras de velocidad y todoterreno, no tengo la técnica necesaria para participar en esas carreras, no tengo la capacidad financiera ni el tiempo necesario para, en el caso del Dakar, entrenar con una moto, entrenar en navegación e incluso entrenar en mecánica, tres aspectos tan importantes en la prueba más dura del mundo. Muy probablemente también me falta coraje, especialmente para el TT de la Isla de Man, una prueba que está mucho mejor organizada de lo que se piensa, y en la que, por ejemplo, solo se permite competir a pilotos con experiencia y muchas carreras disputadas.
Es decir, valoro mucho a todos los que participan en estas pruebas, ya sean aficionados o profesionales, para muchos un sueño de toda la vida, siendo el IOMTT conocido como la carrera más peligrosa del mundo, donde han muerto muchos pilotos.
Entonces, en un mundo cada vez más políticamente correcto, pero también en el que terminamos viendo demasiados excesos, tanto para bien como para mal, ¿tiene sentido seguir teniendo este tipo de pruebas? En las carreteras estamos prácticamente controlados, con numerosos radares controlando las infracciones, en las carreras de velocidad los circuitos tienen escapatorias cada vez más extensas, pero luego tenemos pilotos del Dakar corriendo a toda velocidad entre rocas, mientras que en la Isla de Man las escapatorias son prácticamente inexistentes y las velocidades mucho más altas…
Varios aspectos son innegables: los deportes de motor siguen siendo peligrosos, solo aquellos que quieren participar en estas pruebas lo hacen, y aquellos que lo hacen en moto corren muchos más riesgos. De ahí las evoluciones que se han estado haciendo en el campo de la seguridad, como por ejemplo la introducción de los sistemas de airbag en los trajes, tanto en velocidad como en TT. En realidad, la FIM está muy atenta a todo esto y no pretende ser el pariente pobre del deporte, ya que muchos señalarán a la Federación Internacional de Motociclismo cada vez que haya una fatalidad, pero la federación liderada por nuestro Jorge Viegas tampoco pretende “cortar” todo lo que sea más arriesgado. En el fondo, se trata de gestionar con pinzas un tema delicado pero siempre apasionante, aunque personalmente creo que el Dakar, tanto en su conjunto de varias categorías como en términos de motos, siempre tendrá su espacio, al igual que el campeonato mundial de todo terreno. En cuanto a las carreras de Road Racing, podrían tener cada vez más sus días contados, ya que los obstáculos son cada vez mayores en términos políticos, en la obtención de licencias y seguros, etc. Por otro lado, pruebas más “independientes”, como la disputada en la Isla de Man que tiene su propio gobierno, podrían seguir manteniéndose en el calendario, ya que su peculiaridad y la pasión que ejercen en todo el mundo, tanto entre pilotos como aficionados, -con el consiguiente turismo- serán más fuertes que todo lo demás.
Veremos si así será o no, pero por ahora, si desean hacer el viaje o la carrera de su vida, no pierdan más tiempo y den el paso adelante.
¡Después de todo, solo se vive una vez!
Fernando Neto
Fernando Neto