La ilustre carrera de Chase Elliott está llena de hitos, pero su victoria en 2013 en el All-American 400 en Nashville se destaca como uno de los momentos definitorios de su ascenso a la estrellato en el automovilismo. A pesar de comenzar la carrera desde la parte trasera del grupo debido a una barra de suspensión rota, el futuro campeón de la NASCAR Cup Series demostró su determinación, habilidad y un impulso inquebrantable para asegurar una victoria histórica.
Una carrera contra las probabilidades
El All-American 400 es una carrera icónica que sirve como el final de temporada para el ASA STARS National Tour. Elliott, entonces un prometedor piloto de 17 años, estaba preparado para el éxito después de clasificar en la pole. Sin embargo, el desastre golpeó antes del evento principal.
“El coche había estado parado un tiempo después de clasificar,” recordó Elliott durante la mesa redonda de pilotos de FR8 Racing. “Ricky [Turner, jefe de equipo] fue a revisar la presión de los neumáticos y notó que el neumático trasero izquierdo sobresalía más de lo habitual. Cuando se metió debajo, se dio cuenta de que la barra de suspensión estaba a medio giro de romperse.”
La barra de suspensión rota obligó a Elliott a comenzar desde la parte trasera de la parrilla. Para la mayoría de los pilotos, tal contratiempo habría descarrilado su carrera. Pero para Elliott y su equipo, fue un grito de unión.
Un regreso para la historia
Con la barra de pista reparada justo a tiempo para el evento principal, Elliott comenzó una extraordinaria carga a través del campo. Para la vuelta 149, había subido al cuarto lugar y entró a pits por neumáticos más frescos. Su tenacidad, combinada con la brillantez estratégica del equipo, le permitió tomar la delantera con 30 vueltas por delante.
Elliott navegó múltiples cautelas y reinicios con aplomo, cruzando finalmente la línea de meta en primer lugar para reclamar el título del All-American 400.
“Regresar y hacer el trabajo significa mucho para mí y mi familia,” dijo Elliott. “Pusimos tanto esfuerzo en esto, y es genial que haya dado sus frutos.”
Un logro histórico
Esta victoria no fue solo otra victoria, fue un hito histórico. Elliott se convirtió en el primer piloto en ganar las cuatro joyas de la corona de las carreras en pista corta en el mismo año: el All-American 400, Snowball Derby, World Crown 300 y Winchester 400.
La hazaña cimentó su lugar en la historia del automovilismo y mostró las cualidades que más tarde definirían su éxito en la NASCAR Cup Series: resiliencia, trabajo en equipo y una voluntad inquebrantable de ganar.
Reflexionando sobre la grandeza
La victoria de Elliott en 2013 en Nashville sigue siendo un recuerdo preciado, tanto para él como para el mundo de las carreras. Encapsuló todo lo que hace que el automovilismo sea emocionante: desafíos impredecibles, ingenio estratégico y la determinación de superar las adversidades.
A medida que Elliott continúa rompiendo barreras en la NASCAR Cup Series, lleva consigo las lecciones y triunfos de carreras como la All-American 400. Su viaje es un testimonio del poder de la perseverancia y el espíritu de trabajo en equipo.