Rubens Barrichello ha revelado que Ferrari comenzó a imponer órdenes de equipo tan pronto como en su carrera debut en el Gran Premio de Australia de 2000, instruyéndolo sutilmente a no desafiar a su compañero de equipo Michael Schumacher. Las revelaciones del piloto brasileño arrojan nueva luz sobre la dinámica de equipo profundamente orquestada que definió la dominación de Ferrari durante el reinado de Schumacher.
La sombra de las órdenes de equipo desde el principio
La etapa de Barrichello en Ferrari se recuerda tanto por su cumplimiento forzado como por su talento. Hablando en el podcast Beyond the Grid, el piloto de 52 años relató cómo, incluso en su primera carrera, le dijeron que “bajara las revoluciones” y evitara desafiar a Schumacher.
“Toma Australia, la primera carrera. Estaba en segundo lugar, pero me estaba acercando a Michael. Esa fue la primera vez que escuché algo por la radio que tenía que bajar las revoluciones o algo así. Pero estaba preparado para eso,” dijo Barrichello.
El brasileño describió cómo Ferrari gestionaba las interacciones de ambos pilotos con los medios, entregando instrucciones detalladas sobre lo que se podía y no se podía decir.
“Hay documentos que vienen con, ‘puedes decir esto, no puedes decir aquello.’ La gente está simplemente observando. Sin embargo, cada vez que me sentaba en el coche, tenía el placer y la gratitud de conducir un coche realmente bueno, y eso valió la pena.”
Austria y el clamor público
El relato sincero de Barrichello revisita uno de los momentos más controvertidos de la F1: el infame Gran Premio de Austria de 2002. A pesar de dominar la carrera, se le ordenó a Barrichello dejar pasar a Schumacher en los últimos momentos, cediendo la victoria por solo 0.182 segundos.
Las repercusiones fueron inmediatas. Schumacher enfrentó abucheos en el podio, y la FIA convocó a Ferrari, multando finalmente al equipo y a los pilotos con $333,000 por violar el protocolo del podio. El incidente llevó a una prohibición de órdenes de equipo desde 2003 hasta 2011.
A pesar de esta humillación pública, Barrichello permaneció leal a Ferrari, ayudando a asegurar campeonatos de constructores consecutivos de 2001 a 2004. Reflexionando sobre esos años, admitió que la presión de adherirse a una jerarquía tan rígida a menudo eclipsaba sus propios instintos de carrera.
Una carrera de altibajos y «qué pasaría si»
Las estadísticas de la carrera de Barrichello—20 victorias, 55 podios y 12 poles—destacan su inmenso talento, sin embargo, su legado sigue entrelazado con la dominancia de Schumacher.
“¿Habría hecho algo diferente? Habríamos hecho algunos cambios a lo largo del camino. Pero tengo gratitud por todo lo que sucedió, incluso en momentos difíciles como en Ferrari,” reflexionó.
También reconoció la lucha interna por pelear por su derecho a la individualidad dentro del equipo:
“Pasaba una hora con Ross [Brawn] y Jean Todt diciendo: ‘Mira, esto no debería hacerse así.’ Necesitas dejarme ser yo mismo.”
Schumacher vs. Barrichello: Un debate que perdura
Mientras Schumacher es ampliamente considerado como uno de los mejores pilotos de F1 en la historia, Barrichello planteó una pregunta provocadora:
“¿Fue Schumacher mejor que yo? Creo que sí. Pero ¿51-49? ¿70-30? No lo sé. Nunca lo sabremos, porque era algo que no se suponía que te dejara libre.”
El legado de un piloto «número dos»
Los años de Barrichello en Ferrari sirven como un recordatorio de los sacrificios realizados por los compañeros de equipo a la sombra de campeones legendarios. A pesar de las limitaciones, la contribución de Barrichello a la era dorada de Ferrari es innegable. Su cruda honestidad subraya las complejidades de ser parte de un equipo construido en torno a un solo piloto.
A medida que el debate sobre las órdenes de equipo continúa resurgiendo en la F1 moderna, la historia de Barrichello se erige como un capítulo conmovedor en la historia del deporte: uno de talento extraordinario, lealtad inquebrantable y la pregunta persistente de «qué podría haber sido».