El 7 de abril de 2002, el circuito de Suzuka en Japón fue el escenario de un momento histórico en el motociclismo: Valentino Rossi ganó la primera carrera de la era MotoGP, inaugurando una nueva fase en las competiciones de velocidad. Esta victoria marcó el comienzo de la transición de motocicletas de 500cc a potentes motores de 990cc de cuatro tiempos, con Rossi demostrando su maestría al mando de la Honda RC211V.
Las adversas condiciones climáticas de ese día, con fuertes lluvias, hicieron que la pista fuera particularmente desafiante, lo que llevó a varias caídas entre los pilotos. A pesar de esto, Rossi destacó por su habilidad y control, asegurando la victoria. El podio fue completado por Akira Ryō, de Suzuki, en segundo lugar, y Carlos Checa, de Yamaha, en tercero, destacando la competitividad entre diferentes fabricantes al inicio de esta nueva era.
Esta carrera no solo marcó la supremacía inicial de Rossi en la clase principal, sino que también estableció el tono para una temporada dominada por el italiano. A lo largo de 2002, Rossi ganó un total de 11 victorias en 16 carreras, asegurando el título mundial con un margen cómodo sobre sus rivales.
La transición a motocicletas de 990cc trajo cambios significativos al campeonato, con la introducción de nuevas tecnologías y desafíos. Rossi se adaptó rápidamente, consolidando su reputación como uno de los mayores talentos en el motociclismo. La victoria en Suzuka fue solo el comienzo de una era dorada para el piloto italiano, quien acumularía múltiples títulos y cimentaría su legado en el deporte.
Después de 23 años, la conquista de Rossi en Suzuka sigue siendo un hito en la historia de MotoGP, simbolizando el inicio de una nueva era y el ascenso de uno de los grandes nombres del motociclismo mundial.