La versión más aventurera de la Brixton Crossfire llegó a nuestro garaje. Más equipada, más protegida y más irreverente, esta Scrambler entra en juego “con todo”, y vamos a contarles cómo fue esta experiencia.
El nombre puede sonar “británico”, pero en realidad Brixton es una marca austriaca.
Desde hace varios años dedicada al mercado de las neo-clásicas, scramblers y café racers de baja cilindrada (más recientemente la Cromwell 1200 ha demostrado ser la excepción), Brixton ha estado completando las cilindradas medias con diversas versiones de Crossfire, que ya son tres en este momento.
En nuestra prueba, tuvimos la oportunidad de probar en varios escenarios la versión XC, que es la que mejor se adapta a un uso que puede ir más allá del asfalto.
Diversas protecciones, llanta de 19 pulgadas en la parte delantera y suspensiones ajustables le confieren más versatilidad y aptitud para los “caminos difíciles”.
Estéticamente muy bien lograda con su depósito de combustible angular, óptica delantera con varios detalles de diseño y una parte trasera minimalista con un asiento a juego, la Crossfire XC atrae los principios scrambler, faltando solo el escape alto tradicional.
MOTOR Y TRANSMISIÓN
El bicilíndrico en paralelo que equipa esta unidad produce 47cv (exactamente los 35kW que permiten su uso con la licencia A2), 42Nm de par motor y está acoplado a una caja de cambios de 6 velocidades. El embrague se acciona por cable y tiene un tacto un poco duro.
El motor se muestra muy redondo y elástico, pudiendo ser utilizado cómodamente desde las 2.300 rpm y destacándose, sobre todo, por una casi ausencia de vibraciones.
La potencia y par motor generados son suficientes para empujar enérgicamente todo el conjunto, sin embargo, la escalada de la caja de 6 velocidades, principalmente las más cortas, podría ser más lineal. A veces, especialmente fuera de la carretera, nos encontramos pensando que la primera marcha ya lleva las revoluciones demasiado altas, pero la segunda aún no transmite suficiente par motor para soltar la rueda trasera con naturalidad.
En cuanto a la economía, en nuestra prueba obtuvimos un consumo medio de 4,6L/100km, un valor perfectamente normal para el motor en cuestión y para las prestaciones verificadas.
SUSPENSIONES Y FRENADO
Considerando que estamos ante una Scrambler, las suspensiones cumplen con lo que se les exige, pero no podemos dejar de notar que siendo esta la versión XC (más apta para fuera de la carretera), los 150 mm de recorrido en la parte delantera y 130 mm en la trasera, nos parecen algo “cortos”… La horquilla invertida Kyaba es aún así ajustable en compresión, extensión y precarga del muelle, lo que facilita la adaptación del comportamiento de la misma al terreno (o carretera) por donde circulamos, así como a nuestro gusto personal. La configuración original es bastante adecuada para la conducción en carretera, con buen amortiguamiento y sin hundirse demasiado en las frenadas más fuertes. Cuando el asfalto termina, la Crossfire 500 XC sigue con soltura y confianza, manejando bien caminos algo deteriorados, pequeños arroyos y baches. Mientras la velocidad sea “civilizada”, el recorrido de la suspensión disponible no es limitante y servirá bien a la mayoría de los usuarios, sin embargo, cuando el ritmo aumenta un poco y tratamos de imitar a Kevin Benavides (el más reciente ganador del Rally Dakar), unos centímetros más harían la diferencia para mejor. LO MEJOR COMPORTAMIENTO EN CARRETERA, POSICIÓN DE CONDUCCIÓN, AUSENCIA DE VIBRACIONES A MEJORAR RELACIONES DE LA CAJA DE CAMBIOS, TACTO DEL EMBRAGUEEn la parte trasera, el monoamortiguador que solo es ajustable en precarga es competente, pero algo limitado. El comportamiento es equilibrado, pero faltan los ajustes restantes que seguramente beneficiarían al conjunto.
El frenado está garantizado por un disco perforado en cada eje, siendo el delantero de 320 mm accionado por una pinza de 4 pistones y el disco trasero de 240 mm por una unidad de 2 pistones. Ambos conjuntos son efectivos y con buen tacto, sin embargo, el ABS Bosch no se puede desactivar, lo que limita frecuentemente el frenado en terrenos fuera de carretera a velocidades más altas.
Para mantener todo esto en el suelo, Brixton apuesta por los conocidos y probados Pirelli Scorpion Trail STR sin cámara en llantas de radios exteriores de 19 y 17 pulgadas, delante y detrás respectivamente, que permiten un buen compromiso en su uso en asfalto y fuera de él.
EQUIPAMIENTO Y DETALLES
El chasis tubular de acero que sirve de base y es común a todos los modelos Crossfire parece ser bastante rígido, y su geometría permite un asiento relativamente estrecho y una posición de conducción agradable, para la cual un manillar alto y ancho también contribuyen.
La versión XC se complementa con elementos exclusivos, montados de fábrica, donde se destacan las barras de protección laterales, la protección del faro delantero (más decorativo que protector), la pequeña protección de cárter y el guardabarros elevado, que le atribuye un aspecto más distintivo.
La iluminación utiliza tecnología LED en toda la moto y le confiere una firma visual muy propia al faro delantero, donde se puede leer la marca y los puntos cardinales. Los instrumentos son digitales en LCD invertido y minimalistas, mostrando además de lo obvio el indicador de cambio engranado, nivel de combustible, temperatura del líquido de refrigeración y reloj.
Varias marcas están apostando en estos momentos por los conceptos scrambler/ café racer de cilindradas medias, principalmente con motores mono y bicilíndricos. La Brixton Crossfire 500 XC es un buen ejemplo de ello. Una moto bien construida, agradable de conducir y con un diseño muy propio que llamará la atención tanto en la ciudad como en el campo. Nos gustó especialmente el comportamiento en carretera, aunque no deberían descartarse algunos kilómetros en caminos menos transitados.