En un escalofriante recordatorio de la creciente violencia pública en China, las autoridades han ejecutado a dos hombres responsables de horrendos asesinatos masivos en incidentes separados. Uno, Fan Weiqiu, orquestó el ataque más mortífero en una década, mientras que el otro, Xu Jiajin, llevó a cabo una brutal oleada de apuñalamientos. Ambos casos subrayan una preocupante tendencia de agravios públicos que se convierten en violencia catastrófica.
Rampa mortal en Zhuhai: el espantoso ataque con coche de Fan Weiqiu
Fan Weiqiu, de 62 años, fue ejecutado por embestir con su coche a una multitud de personas que estaban haciendo ejercicio fuera de un estadio en Zhuhai el 11 de noviembre de 2024, matando al menos a 35 e hiriendo a decenas más. Las autoridades revelaron que la rampa de Fan fue alimentada por la ira debido a una disputa de propiedad tras su divorcio.
El Tribunal Intermedio del Pueblo de Zhuhai, que condenó a Fan a muerte solo unas semanas después del ataque, describió sus acciones como «extremadamente viles» y sus métodos «particularmente crueles». Fan fue detenido en el lugar con heridas autoinfligidas. A pesar de la falta de transparencia de China en cuanto a las estadísticas de ejecuciones, su rápida ejecución el lunes envió ondas de choque a través de la nación.
Sangre universitaria en Wuxi: la oleada de apuñalamientos de Xu Jiajin
En otro caso horripilante, Xu Jiajin, de 21 años, lanzó un ataque con cuchillo en su universidad en Wuxi apenas días después de la masacre de Zhuhai, matando a ocho e hiriendo a varios otros. Las autoridades dijeron que Xu actuó por frustración al no poder obtener su diploma debido a malos resultados en los exámenes.
Xu, quien confesó el crimen «sin dudarlo», fue ejecutado tras un juicio rápido donde el tribunal calificó sus acciones como «particularmente malas» y «extremadamente serias».
Una ola de violencia: 2024 ve un aumento en los ataques públicos
Estas ejecuciones siguen un patrón preocupante de violencia masiva en China. Los ataques de Zhuhai y Wuxi fueron parte de un aumento en los asesinatos públicos que alcanzaron 19 incidentes solo en 2024. Los analistas atribuyen este aumento a las crecientes presiones sociales, las luchas económicas y los agravios personales.
En otro trágico incidente días después de estos ataques, un hombre en Changde atropelló a una multitud fuera de una escuela primaria, hiriendo a 30, incluidos niños. Las autoridades revelaron que el perpetrador, Huang Wen, actuó por rabia debido a pérdidas en inversiones y disputas familiares. A Huang se le impuso una sentencia de muerte suspendida, que podría convertirse en cadena perpetua.
¿Qué está alimentando la violencia?
Los expertos señalan los crecientes factores de estrés social en China como un factor significativo. La estancación económica, los conflictos familiares y la creciente desigualdad están dejando a muchos sintiéndose marginados. George Magnus, un economista del Centro de China de la Universidad de Oxford, señaló:
“Las tensiones parecen estar aumentando, y no parece haber ninguna forma de que se alivien en un futuro cercano.”
El sistema judicial opaco de China y la fuerte dependencia de la pena de muerte añaden otra capa de controversia. Los grupos de derechos humanos estiman que la nación lleva a cabo miles de ejecuciones anualmente, pero las cifras exactas permanecen envueltas en secreto.
El camino por delante: ¿Puede China abordar las causas raíz?
Estos brutales asesinatos han puesto de relieve problemas sociales más profundos en China, desde problemas económicos hasta recursos inadecuados para la salud mental. Si bien el gobierno ha castigado rápidamente a los perpetradores, los analistas argumentan que abordar las quejas subyacentes es crucial para prevenir la violencia futura.
El aumento de ataques refleja una sociedad que lidia con tensiones no resueltas. Hasta que se implementen reformas sistémicas, el ciclo de desesperación y violencia puede persistir, dejando a la nación en vilo.