Corey LaJoie comenzó 2025 con grandes esperanzas y un motor rugiendo por el éxito. Su cuarto lugar en el Daytona 500 insinuó un avance en su carrera, y un sólido top-20 en el Atlanta Speedway pareció confirmarlo. Pero la implacable rutina de NASCAR no mostró piedad. En las siguientes ocho carreras de la Copa, el Chevy No. 7 de LaJoie apenas logró ser relevante, terminando en 21º lugar o peor. Lo que comenzó como una historia de regreso se convirtió en un drama turbulento de luchas personales, dudas profesionales y una bomba emocional que pocos vieron venir.
Una temporada descarrilada por la tragedia
Para LaJoie, 2024 no fue solo un mal año; fue una prueba profundamente personal que se desarrolló en el escenario mundial. Durante un momento revelador en el podcast Stacking Pennies, el hombre de 33 años se sinceró sobre la espiral emocional que lo consumió después de que la vida de su amigo cercano cambiara para siempre en un horrible accidente. El trauma de ver a su confidente paralizado pesó mucho sobre LaJoie, quien admitió con franqueza que se adentró en el agujero del conejo de “¿Qué es la vida?”.
“Todo el mundo vio en televisión en vivo lo horrible que fue mi año, ¿verdad?” confesó LaJoie. “Mi amigo muy cercano tuvo un accidente, se paralizó, y comencé a cuestionarlo todo. Ese tipo tiene una mejor perspectiva sobre la vida que yo, incluso después de todo lo que ha pasado.”
Esta lucha mental no estaba sucediendo en aislamiento. Se amplificó bajo el implacable foco de NASCAR, donde los aficionados, comentaristas y equipos scrutinizaron cada error. LaJoie buscó consuelo distanciándose de las redes sociales, pero el daño a su concentración—y a su carrera—ya estaba en marcha.
Spire Motorsports: Cortando lazos con su ‘líder’
Spire Motorsports había designado a LaJoie como el piloto para liderar sus ambiciones en la Serie Cup. Tenía tres temporadas a tiempo completo en su haber e incluso ganó un papel como sustituto en Hendrick Motorsports en 2023, reemplazando a Chase Elliott. Pero la fe de Spire en LaJoie se desmoronó durante 2024, y a mitad de temporada, tomaron una decisión fría y calculada para seguir adelante.
En un sorprendente intercambio en julio, LaJoie fue enviado a Rick Ware Racing, allanando el camino para que Justin Haley asumiera el emblemático No. 7 de Spire. La decisión dejó a LaJoie atónito.
“Sabes que eso es toda la mierda que escuchas,” recordó, “y yo estaba como, hombre, cierra las puertas que necesitan ser cerradas y abre las puertas que necesitan ser abiertas. Luego te sientas, y te dicen que vas en una dirección diferente. Estoy como, maldición, esa no es la puerta que quería cerrar.”
Una lucha por la relevancia—y un giro inesperado
Arrojado a un entorno completamente nuevo con Rick Ware Racing, LaJoie mostró destellos de resiliencia en el coche No. 51. Pero lo que iba a suceder era predecible. Cody Ware, el hijo del propietario del equipo, estaba siguiente en la fila, y la especulación corría desenfrenada sobre que LaJoie pronto estaría sin un asiento a tiempo completo.
¿La sorpresa? Fue el propio LaJoie quien abogó por que Cody Ware tomara el control. Mientras muchos asumieron que el piloto fue destituido en contra de su voluntad, LaJoie tomó la sorprendente decisión de apoyar la promoción del más joven Ware, un gesto que subrayó su perspectiva en evolución sobre la vida y las carreras.
¿Qué sigue para LaJoie?
Con su futuro incierto, la historia de LaJoie está lejos de haber terminado. El una vez esperanzador líder de Spire Motorsports ahora se enfrenta a una encrucijada. ¿Encontrará redención en un escenario más pequeño, o apostará otro equipo por su talento? Lo que es seguro es que el viaje de LaJoie, marcado por el desamor y la resiliencia, lo ha convertido en un símbolo del lado humano del implacable mundo de NASCAR.