Los pilotos de Fórmula 1 enfrentan un escrutinio sin precedentes y sanciones más severas en 2025, ya que la FIA ha introducido nuevas directrices que podrían llevar a los conductores a ser penalizados con deducciones de puntos, multas elevadas e incluso prohibiciones de carrera por mala conducta. Estos cambios, delineados en el Código Deportivo Internacional (ISC) actualizado de la FIA, señalan un cambio dramático en cómo el organismo rector pretende hacer cumplir la disciplina dentro y fuera de la pista.
Un cambio sísmico en las sanciones de F1
El ISC revisado ahora incluye el Apéndice B, que detalla las estructuras de sanciones específicas por violaciones del Artículo 12.2.1. Estas incluyen delitos como causar daño moral a la FIA, incitación pública a la violencia o al odio, y mala conducta en forma de lenguaje o acciones ofensivas. Las sanciones son de amplio alcance y más estrictas que nunca, elevando las apuestas para los pilotos en el mundo de alto perfil de la Fórmula 1.
Por ejemplo, una violación de la subsección f) – «causar daño moral o pérdida a la FIA o a sus oficiales» – conlleva una sanción prescrita por primera ofensa de €10,000. Sin embargo, en la Fórmula 1, se aplica un multiplicador especial que cuatruplica la multa base. Esto significa que una primera ofensa en F1 resulta en una multa de €40,000, con ofensas subsiguientes que escalan a €80,000 (más una prohibición de carrera suspendida de un mes) y €120,000 (más una prohibición de un mes y deducción de puntos del campeonato).
La mala conducta ocupa el centro del escenario
La mala conducta, tal como se define en las pautas actualizadas, incluye cualquier uso de lenguaje ofensivo, insultante o abusivo, así como acciones consideradas como incitaciones a la violencia o al odio. Los conductores que violen estas reglas enfrentarán multas y sanciones crecientes similares a las de lesiones morales. Además, actos como hacer declaraciones políticas, religiosas o personales sin la aprobación escrita previa de la FIA están explícitamente listados, con los infractores obligados a emitir una disculpa pública y una repudio de sus comentarios junto con sanciones financieras.
Un ejemplo de alto perfil de esta represión fue la multa impuesta a Max Verstappen en 2024 por usar lenguaje grosero durante el fin de semana del Gran Premio de Singapur. La controvertida penalización provocó la ira de los conductores, preparando el escenario para lo que promete ser una implementación conflictiva de las nuevas reglas.
Los comisarios ejercen una amplia autoridad
Si bien las pautas proporcionan un enfoque estructurado para las sanciones, también otorgan a los comisarios una considerable discreción. Según el ISC, los comisarios pueden tener en cuenta circunstancias atenuantes o agravantes, la naturaleza de la ofensa y la ubicación del evento al decidir sobre las sanciones. Esta latitude asegura flexibilidad, pero también podría llevar a inconsistencias, una preocupación que probablemente será planteada por los equipos y los conductores.
Los conductores en desacuerdo con la FIA
El renovado enfoque de la FIA en la disciplina ya ha tensado su relación con los pilotos de F1, muchos de los cuales expresaron su descontento con el organismo regulador a lo largo de la temporada 2024. La capa adicional de escrutinio y las severas penalizaciones se espera que pongan a prueba aún más esta dinámica frágil.
A medida que la F1 entra en 2025, la tensión entre los pilotos y la FIA está lista para escalar, con las nuevas reglas actuando como un punto de inflamación. Las penalizaciones por mala conducta y violaciones de los principios de neutralidad de la FIA probablemente generarán debates sobre la libertad de expresión y la equidad en la aplicación de las normas.
El camino por delante
La represión de la FIA representa un intento audaz de mantener la integridad y la disciplina en la Fórmula 1, pero arriesga alienar a los pilotos y crear más discordia. Con reglas más estrictas, las apuestas son más altas que nunca, y la próxima temporada será una prueba de cuán efectivamente se pueden aplicar estas medidas sin comprometer el espíritu de la competencia.