Miguel Oliveira es frecuentemente mencionado en los pasillos del paddock del mundial de velocidad, en gran parte debido a las repercusiones de la partida de Marc Márquez de Honda. El talentoso portugués es visto como una posible adición al equipo japonés, y él mismo expresó en el sitio web de MotoGP lo privilegiado que se siente al ser considerado por el equipo.
En declaraciones al sitio oficial del campeonato, el #88 afirmó: ‘Siendo honesto, es un privilegio ser considerado por un constructor como Honda. El objetivo de todos es estar en una moto de fábrica, con el objetivo de crecer juntos. Quiero que esto suceda lo más rápido posible, de cualquier manera. Si es con Aprilia, será un placer. En el MotoGP actual, el hecho de estar en el equipo de fábrica no significa que vayas a rendir más. Lo hemos visto recientemente, con pilotos de equipos satélite usando motos de fábrica… Son capaces de estar en el top-5 o top-3. Pero el objetivo final de todos los pilotos es estar en el equipo principal. ¡Al 100%! Ayuda en el sentido de que puede crecer y tener el mejor apoyo que la fábrica puede brindar, cuando tal vez no tienes el mejor paquete en la moto’.
‘No fue el comienzo que deseaba con Aprilia. Tuve momentos en los que me hubiera gustado estar mejor, especialmente no estar lesionado. [El accidente con Márquez en Portimão] Fue un momento complicado, pero como era el comienzo de la temporada, lo tomé todo de forma natural. Fue un incidente de carrera y lo acepté bien. Lo que realmente me hizo seguir adelante fue el hecho de que, cada vez que estaba en la moto, podía rendir. Era competitivo y rápido, eso fue lo que me hizo volver aún más motivado’.
‘Tuvimos momentos muy buenos, donde pude mostrar que puedo ser competitivo con la moto. Utilizamos la experiencia de la primera mitad de la temporada y trabajamos un poco más en los detalles. El pelotón de MotoGP está tan ajustado, cada moto hace su vuelta de manera diferente, tienes que entender claramente lo que necesitas en cada pista para poder sacarle el máximo provecho. Mi estilo de pilotaje se adaptó muy bien a la moto. En cierto momento tuve que deshacerme de algunos hábitos que tenía con la KTM. También con el equipo. Nos llevó un poco más de tiempo entendernos, que ellos entendieran lo que necesitaba en las sensaciones de la moto para ir más rápido. Es un desafío tanto para el equipo como para el piloto. Es un trabajo conjunto, en el que ambas partes tienen que llegar a un punto de equilibrio’.