Portugal es uno de los países con mayor destaque en la seguridad vial en la Unión Europea. Entre 2010 y 2020, fue el segundo país de la UE que redujo más significativamente las muertes en la carretera, con una caída del 47%, según el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC). Este progreso cobra aún más relevancia al observar el panorama de las motocicletas: a pesar del aumento de más del 400% en el número de estos vehículos en circulación desde 1995, las muertes en accidentes que involucran motocicletas han disminuido más del 80%.
Este historial ha llevado a una reflexión sobre la real necesidad de inspecciones técnicas obligatorias para motocicletas. Un proyecto de ley reciente, presentado por el PSD, propone excluir motocicletas, triciclos y cuadriciclos de las inspecciones periódicas, una medida permitida por la Directiva 2014/45/UE, siempre que los países adopten alternativas efectivas para garantizar la seguridad vial.
Estudios y estadísticas apuntan que las fallas mecánicas en motocicletas son una de las causas menos frecuentes de accidentes. La mayoría de los siniestros está relacionada con el factor humano, como errores de conducción o desrespeto a las normas de tránsito. Además, investigaciones internacionales indican que las inspecciones obligatorias tienen un impacto muy limitado en la prevención de accidentes con motocicletas.
El PSD defiende que el enfoque debe estar en medidas preventivas más efectivas, como campañas de concienciación, formación de conductores y fiscalización en la carretera, donde los problemas de seguridad pueden ser mejor identificados.
La evolución positiva de Portugal en la seguridad vial, especialmente en lo que respecta a los vehículos de dos ruedas, refuerza el argumento de que las políticas actuales han sido efectivas. El país sigue siendo un ejemplo en la promoción de buenas prácticas en el tránsito, incluso con un parque circulante de motocicletas en constante crecimiento.
Si se aprueba, el proyecto podrá abrir camino para un enfoque más práctico y dirigido en la gestión de la seguridad vial, manteniendo a Portugal a la vanguardia de las políticas de prevención de accidentes.