Franco Morbidelli tuvo un mal inicio de temporada en MotoGP. Una lesión complicada sufrida a finales de enero en un entrenamiento lo dejó alejado de toda la pretemporada, en un año nefasto para que esto ocurriera.
Es que, viniendo de Yamaha, el italiano tuvo que adaptarse al equipo satélite Pramac y a una moto completamente diferente – la Desmosedici GP24. Y sin pruebas, tuvo que hacerlo durante los Grandes Premios.
Esto se reflejó en resultados muy modestos, por debajo de su potencial, de la moto y del equipo: los primeros puntos en una carrera principal llegaron en la quinta ronda en Francia, pero a partir de ahí la consistencia fue evidente.
Desde Le Mans, Morbidelli solo falló el top diez en dos ocasiones, ambas debido a abandono. Y, más recientemente, los resultados mejoraron considerablemente, pasando a estar regularmente en el top cinco. De hecho, en San Marino logró incluso un podio en la carrera Sprint.
Esta fase catapultó al #21 hasta el octavo lugar del campeonato, lo que le valió un top diez que hace unos meses parecía difícil de alcanzar.
Y, teniendo en cuenta que en 2025 se mantendrá con su moto actual (pero en el equipo VR46), las perspectivas son alentadoras. Porque, como demostraron Marc Márquez (Gresini) en 2024 y Marco Bezzecchi en 2023, estar en la moto del año anterior no es un impedimento para luchar por los lugares de arriba de forma regular.