Vivimos en una era de consumismo desenfrenado, acompañada por un preocupante aumento de desperdicio. Desde plásticos desechables hasta dispositivos electrónicos de un solo uso, la sociedad moderna se ha convertido en experta en crear basura. Pero, ¿y si lo que descartamos pudiera tener una nueva vida?
Eso es exactamente lo que el ingeniero eléctrico y YouTuber británico Chris Doel demostró, al transformar un problema ambiental en una solución práctica: crear una batería funcional para una bicicleta eléctrica (e-bike) a partir de vapes desechados.
El problema de los vapes desechables
Los cigarrillos electrónicos desechables, o vapes, se han vuelto extremadamente populares, pero también son responsables de un aumento preocupante de residuos electrónicos. Cada unidad contiene una batería de litio recargable, pero los fabricantes impiden la reutilización de estas baterías, llevando a que millones de dispositivos aún útiles sean desechados cada año.
En el Reino Unido, se estima que 260 millones de vapes desechables son arrojados a la basura anualmente. Esto representa una enorme oportunidad desperdiciada, ya que las baterías de estos dispositivos mantienen gran parte de su vida útil intacta.
La idea de Chris Doel
Chris Doel decidió explorar el potencial oculto de estos dispositivos desechados. Durante un festival de música, recolectó cientos de vapes abandonados y los transformó en la materia prima para un proyecto ambicioso: crear una batería de alta capacidad para una e-bike.
Con 130 baterías retiradas de los vapes, logró montar una unidad de 48 voltios, suficiente para alimentar una bicicleta eléctrica. El proceso involucró el uso de módulos impresos en 3D para organizar las celdas de batería, así como una cuidadosa gestión de la conexión eléctrica. El único componente adquirido fue el sistema de gestión de la batería (BMS), lo que redujo drásticamente el costo en comparación con una batería nueva.
La batería construida por Chris alimentó su e-bike durante 33 kilómetros sin necesidad de pedalear, un rendimiento comparable al de muchas bicicletas eléctricas disponibles en el mercado. En el modo de asistencia al pedal, la autonomía podría fácilmente duplicarse.
Chris también destacó otro problema de desperdicio: los envoltorios de los vapes, a menudo hechos de aluminio reciclable, son igualmente desechados. Según el ingeniero, con la cantidad de aluminio recogida sería posible incluso fabricar cuadros de bicicletas.
Sistema expone consumismo
El proyecto de Chris expone de manera clara las fallas del actual sistema de producción y consumo. Demostró que las baterías usadas en los vapes tienen capacidad para alrededor de 300 ciclos de recarga, pero son desechadas después de un solo uso. Siguiendo su enfoque, sería posible producir dos millones de baterías para e-bikes anualmente, solo con el volumen de vapes desechados en el Reino Unido.
La realidad, como explica Chris, es que los productos están deliberadamente diseñados para ser desechables, permitiendo a los fabricantes maximizar ganancias mientras ignoran el impacto ambiental.
¿Qué podemos hacer?
Aunque proyectos como el de Chris Doel sean inspiradores, la solución al problema del desperdicio requiere cambios profundos. La transformación comienza con consumidores más conscientes y con empresas que asuman la responsabilidad de crear productos sostenibles.
No es necesario adoptar un estilo de vida totalmente libre de desperdicio, algo difícil de alcanzar para muchos. Sin embargo, ser más críticos con nuestras elecciones de consumo y más proactivos en la reutilización de lo que desechamos puede hacer una diferencia significativa.
El trabajo de Chris Doel es un ejemplo claro de cómo la basura de hoy puede transformarse en el tesoro de mañana. Solo necesitamos ingenio, creatividad y voluntad para cambiar el rumbo del desperdicio.