Aleix Espargaró tardó en alcanzar un nivel más alto con la Aprilia, pero en los últimos años ha demostrado ser un piloto de altísima calidad, siendo uno de los únicos en poder igualar, en ciertos momentos, a la Ducati. Hoy, al mirarse a sí mismo, el piloto admite que su temperamento caliente y apasionado quizás haya dado una imagen que, cree, no corresponde a la realidad.
En un documental de DAZN, titulado ‘Espargabros’, donde él y Pol Espargaró hablan sobre sí mismos, el mayor del clan no dudó en hacer un análisis… de sí mismo: ‘Soy el más apasionado, por eso tengo dificultad en gestionar ciertos momentos de tensión. Es una falla mía. Dejé una imagen que quizás no debí haber dejado’, considera.
Uno de los momentos de tensión donde la fuerte personalidad del piloto fue clara ocurrió en una discusión con Paolo Bonora, gestor del equipo:
– Fue por una trivialidad. Era una fase complicada y reaccioné muy mal. Siempre dejé que las personas más cercanas a mí, o con las que me llevo mejor, soportaran mis explosiones. Ese comportamiento me llevó a cometer errores. Aunque he criticado constantemente a mis equipos, nunca he evitado culparme a mí mismo.