El maestro del tenis japonés Kei Nishikori, a la madura edad de 35 años, enfrenta abiertamente la realidad del ocaso de su carrera mientras se compromete a mantener una perspectiva positiva y la alegría de disfrutar cada momento que le queda en la cancha. Esta confesión sincera llega tras un triunfo arduamente conseguido sobre Jaume Munar en la ronda inicial en Indian Wells, marcando un faro de esperanza en medio de una serie de recientes derrotas.
Nishikori, actualmente en un modesto puesto global de 76, ha tenido un récord menos que estelar últimamente, con solo dos victorias en sus últimos seis partidos. Sin embargo, mantiene un admirable récord de 7-5 en 2025, atribuido en gran medida a su encomiable actuación como subcampeón en Hong Kong a principios de este año.
Las lesiones han tenido, sin duda, un gran impacto en el ex número 4 del mundo. Ha soportado cirugías en su codo en 2019 y en su cadera en 2022, lo que ha afectado drásticamente su juego. Sin embargo, la estrella japonesa ha desafiado constantemente las expectativas, negándose a capitular ante estos formidables desafíos.
Nishikori ofreció una visión introspectiva de su situación actual en el tenis, afirmando: «A los 35 años, soy más consciente de la salida de mi carrera que de su pasado. La frustración que experimento ahora es diferente a mis años más jóvenes, desencadenando un espectro único de emociones». A pesar de reconocer los capítulos finales de su carrera, insiste en abrazar el viaje, incluso cuando las victorias son esquivas. También expresó su deseo de gestionar eficazmente su estado mental, manteniendo la ecuanimidad independientemente del resultado del partido.
Vale la pena señalar que si hubiera ganado el torneo ATP 250 en Hong Kong, habría marcado su primer título desde 2019, un testimonio de la lucha que ha enfrentado en los últimos años. Sin embargo, fiel a su espíritu resiliente, el viaje de Nishikori continúa mientras se prepara para enfrentarse a Ugo Humbert en la segunda ronda en Indian Wells. En una carrera marcada por altibajos y una resiliencia excepcional, la determinación de Nishikori de disfrutar su tiempo restante en la cancha, independientemente de los resultados, sirve como un brillante ejemplo de su inquebrantable pasión por el deporte. A pesar de los desafíos y del inminente final de su trayectoria profesional, su espíritu permanece intacto, un testimonio de su legado en el mundo del tenis.
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