Augusto Fernández llegó al Mundial de MotoGP el año pasado con la GasGas Tech3. Su compañero de equipo fue Pol Espargaró, por lo que tendría a alguien experimentado a su lado como referencia. Sin embargo, el veterano sufrió una lesión en el segundo entrenamiento del año que lo dejó fuera durante varios meses y le tocó al novato liderar el equipo de Hervé Poncharal en la pista.
Después de un año en el que el cuarto lugar en el Gran Premio de Francia fue su mejor resultado, el español considera que hay motivos para estar satisfecho: ‘Fue una temporada positiva. Las expectativas previas a la temporada son una cosa, pero quedé contento con cómo las cosas salieron. Especialmente en la fase final sentí que estaba más fuerte. Tengo que estar satisfecho porque el nivel es bueno y seguimos mejorando’, dijo a SPEEDWEEK.com.
En su año de debut, Fernández admitió que estuvo aprendiendo hasta el final en una realidad muy diferente a la que conocía en Moto2. Cuando se le preguntó si ese aprendizaje constante se justifica por las diferencias entre las motos de cada una de las clases, el #37 respondió:
– Creo que sí. Cuando hablo con Brad [Binder], Pol o Joan [Mir], pilotos con los que tengo una buena relación, no fue así cuando ellos entraron en MotoGP. Era una moto, y era mucho más fácil de pilotar, mucho mejor que la moto de Moto2, con más potencia, mejores neumáticos, todo era mejor en general. Aún es el caso, pero es muy difícil para mí moverme dentro de la ventana de rendimiento. No se necesita mucho y se vuelve muy, muy malo, o la sensación es muy extraña, con la presión de los neumáticos, la temperatura, todas las alas y la aerodinámica… es muy bueno, pero a veces también se vuelve muy malo muy rápidamente.