La KTM AG se enfrenta a una grave crisis financiera, con el conocido fabricante austriaco de motos (KTM) acumulando diversos procesos judiciales y de reestructuración relacionados con su insolvencia. Entre despidos, suspensión de proyectos en MotoGP y cambios en la dirección, la empresa ahora enfrenta el impacto de años de decisiones estratégicas dudosas.
De acuerdo con el periódico alemán Der Standard, citado por rideapart, durante las audiencias de insolvencia, se reveló que KTM acumuló un stock impresionante de 265.000 motos no vendidas – el equivalente a un año entero de ventas globales de la marca. Esta situación es resultado directo de una estrategia de producción que no siguió la caída de la demanda.
Sobreproducción y fallas de gestión
Uno de los principales problemas señalados fue la insistencia en mantener niveles elevados de producción, incluso cuando las ventas comenzaron a desacelerarse. El abogado Vogl, que presentó las causas de la insolvencia, destacó errores graves de gestión que llevaron a la situación actual. Entre enero de 2023 y octubre de 2024, el aumento en los costos asociados al almacenamiento de motos sobreproducidas generó una necesidad de liquidez superior a 440 millones de euros.
Aunque las ventas han registrado cierto crecimiento a principios de 2023, la producción no se ha ajustado a la realidad del mercado, resultando en un stock excesivo. Además, la apuesta por modelos de gama alta, con precios alrededor de los 20.000 euros, ha demostrado estar desajustada en un período en el que los consumidores enfrentan dificultades económicas.
Consecuencias y posibles soluciones
Para garantizar el futuro de KTM, será fundamental atraer inversores externos, siendo Bajaj, socio de larga data de la marca, el nombre más señalado para esa intervención. Paralelamente, crecen las críticas a la gestión del actual CEO, Stefan Pierer, cuya permanencia en el cargo está siendo cuestionada.
El impacto de esta crisis en las concesionarias también plantea preguntas. Con un stock tan elevado, los concesionarios podrían verse obligados a reducir drásticamente los precios, corriendo el riesgo de pérdidas significativas. Sin embargo, mantener estas motos almacenadas indefinidamente no es una solución viable.
El exceso de stock evidencia una desconexión entre la marca y los consumidores, que necesitan opciones más accesibles. Curiosamente, los modelos de baja cilindrada, que podrían atraer nuevos públicos y revitalizar las ventas, han sido relegados a un segundo plano en las estrategias de marketing y en eventos internacionales como la EICMA.
KTM enfrenta ahora el desafío de reestructurarse y reencontrar el equilibrio entre producción, demanda e innovación. El mercado espera respuestas, mientras la empresa intenta evitar que 265.000 motos se conviertan en el símbolo de una oportunidad perdida.