No seguimiento de este fragmento de noticias que relatan lo que muchos motociclistas pasan en su proceso de vida sobre dos ruedas, hoy hablamos sobre la tercera etapa de la adicción al mundo de las motos, específicamente cuando después de la curiosidad y la investigación surge el salto al mundo de las dos ruedas, en realidad y en la práctica.
Este es ese paso decisivo y muchos no quieren que se dé, desde familiares hasta amigos, pues el mundo del motociclismo y de las dos ruedas aún es mirado con desdén por los riesgos más elevados que esto conlleva para los (nuevos) pilotos.
Con el inicio de las clases para la licencia de conducción (teóricas y prácticas), muchos comienzan a mirar hacia aquella que podrá ser su primera moto, y es aquí donde a pesar de todo el conocimiento teórico que tengamos, la verdad es que poco se sabe sobre la realidad de estar conduciendo una moto. Las clases son determinantes, así como el contacto con el mundo real y con nosotros mismos sobre la moto, efectivamente.
Somos bombardeados con información y mucha de esta hasta parece contradictoria frente a lo que se leyó en la segunda fase de esta «adicción» (la investigación), y es aquí donde se es en verdad y en el puro sentido de la palabra un aprendiz, y un novato.
Y si la investigación y toda la información adquirida en las clases se aplica bien, aquí el nuevo piloto sobre dos ruedas suele salir bien, desde la teoría hasta la práctica. Pasada esa fase y aprobado oficialmente en la licencia y ya con la moto muchas veces comprada (nueva o de segunda mano), así como con todo el material de protección, se va a la carretera aún con muchos miedos y temores, algo perfectamente natural.
Con las primeras salidas a la carretera y las calles, llenas de emoción y entusiasmo, el nuevo piloto abraza el espíritu del motociclismo y comienza a sentir una adicción, un enorme deseo de salir y andar en moto.
¿Hasta el momento, te identificas con alguno de estos primeros pasos?